Todas las mañanas planificábamos la ruta turística y así buscábamos los restaurantes más cercanos. Tenía restaurantes ya apuntados a los que quería ir sí o sí. Así que una de las mañanas se planifico al revés, hicimos la ruta entorno a Honest.
Cuando llegamos estaba llenísimo, con deciros que estaba lloviendo y la terraza estaba llena, tuvimos que esperar unos 20 minutos.
Como no podía ser de otra manera me pedí una hamburguesa. El pan estaba tostadito y me comí hasta la miga (algo casi imposible de comer en los panes de hamburguesa que había probado hasta el momento), pero la hamburguesa… Se la pedí muy hecha porque la carne poco hecha siempre me ha dado un poquito de repelús. Entonces llegó el momento de juntar las dos rebanadas de ese sabroso pan y empezó a salir sangre de mi hamburguesa. ¡Oh, no! Por un momento pensé en decirle a la camarera que me la hiciera más, pero la verdad que siempre que he hecho eso me la han terminado quemando. Así que hice un esfuerzo y me la comí enterita ;) Para acompañar me pusieron unas patatas fritas con corteza, no dejé ni una en el plato.
Por el menú sin gluten te cobran 1£ de más, pero os garantizo que ya sólo sea por el pan merece la pena.